Más espeso, oscuro y dulce que los otros vinagres, el vinagre balsámico o de Módena, utilizado tradicionalmente en la cocina italiana, ha ido abriéndose paso en nuestra gastronomía hasta convertirse casi en un imprescindible de cualquier casa o restaurante. Proviene de la región de Emilia-Romaña, sobre todo de la ciudad de Módena, donde ya se producía en la Edad Media.
El vinagre balsámico se obtiene a partir de una mezcla de mostos de vinos blancos y tintos elaborados con diversas variedades de uva. La fermentación se lleva a cabo, según el método tradicional, en barricas de madera y dura más de 10 años, aunque en su versión industrial lo más habitual es que la maduración se limite a unos 3 años.
El vinagre balsámico es muy adecuado para la preparación de carnes al horno, pero como más lo utilizamos es como condimento para ensaladas, a las que confiere un punto de dulzor muy interesante. Hay que ir con cuidado en lo que se refiere a la cantidad, ya que su sabor podría arruinarnos un plato si nos pasamos con la dosis. En El Racó es el encargado de dar un toque especial a nuestro braseado de verduras.