Son muchos los productos italianos que han conseguido hacerse un hueco, en algunos casos como delicatessen, en las cocinas de todo el mundo. Esto ha sido así gracias a su calidad, pero también a la apuesta decidida del país alpino por poner en valor el producto local. Y los quesos son uno de sus mejores embajadores gastronómicos.
Gorgonzola es el nombre de una localidad del norte de Italia, en la región de Lombardía. De allí procede un queso que ha seducido a los paladares más exquisitos a nivel internacional. Conocido desde la Edad Media y bautizado con el nombre de su ciudad de origen, este queso consiguió la denominación de origen protegida en 1996 y en la actualidad es uno de los productos más populares de un país de reputada gastronomía.
Se trata de un queso azul muy cremoso y de sabor intenso, elaborado con leche de vaca pasteurizada. Se presenta en dos variedades: dulce (con un aspecto más untuoso) y picante (de sabor más fuerte y de textura más consistente). El primero debe madurar durante un mínimo de dos meses, y el segundo durante al menos tres. Tradicionalmente, este proceso se ha llevado a cabo en cavas o cuevas naturales (casere), donde se dan las condiciones idóneas para la proliferación del moho.
Ideal para la cocina mediterránea, el gorgonzola se utiliza para dar el toque final a platos como el risotto, las pizzas y la pasta. También combina bien con el pan italiano y las aceitunas. El picante marida a la perfección con tintos algo envejecidos, mientras que al dulce le irán bien tanto los tintos como los blancos, pero algo más jóvenes. Si vienes a El Racó, lo encontrarás en nuestro cremoso risotto de espinacas y gorgonzola así como en una de nuestras pizzas más originales, La Pera, que combina deliciosamente la fuerte personalidad de este queso con la dulzura de la fruta.